

La peculiar historia natural de la península Ibérica, queda definida por una geografía que la mantuvo a las puertas del gran espacio glacial que dominó una gran parte de Eurasia durante la era Cuaternaria. Esto provocó una diferenciación taxonómica de las especies peninsulares con respecto a sus equivalentes europeas clasificándose como subespecies diferenciadas de éstas.
Junto a la "especificidad" ibérica de cada especie o animal europeo, la circunstancia de contener la Península la práctica totalidad de los biotopos y ecosistemas de Europa hace que, además, su medio millón de kilómetros cuadrados contenga una representación muy completa del conjunto de la fauna europea (alpina, mediterránea, atlántica; fauna de bosque, de matorral, de montaña, esteparia, etc.) reproduciendo en menor escala geográfica la gran diversidad de todo un continente. Caprinos salvajes como la cabra hispánica, plantígrados como el oso, aves esteparias como la avutarda, reptiles tropicales como el camaleón o mangostas de origen africano como el meloncillo, conviven en el espacio peninsular de nuestro país.
Estas circunstancias hacen de España el país de Europa con mayor diversidad biológica y también, probablemente, el de mayores tradición y riqueza cinegéticas al poder la caza ser practicada en muy diferentes tipos de ecosistemas y sobre una extensa y variada gama de animales salvajes.
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